Ciudad de México.– El presidente del Senado, Gerardo Fernández Noroña, se convirtió en protagonista de un escándalo político más, luego de terminar en un altercado físico con el líder del PRI, Alejandro “Alito” Moreno, al concluir la sesión solemne de este miércoles.
La escena, captada en video, muestra a un Noroña incapaz de controlar los ánimos del pleno y que, lejos de mantener la compostura que su investidura exige, se enfrasca en un choque directo con el priista. El resultado: empujones, golpes y un clima de violencia que evidenció la falta de oficio político del presidente de la Cámara alta.
🥊NOROÑA CIERRA A GOLPES Y A HIMNO
En la última sesión de la Comisión Permanente, el PRI exigió discutir un tema pendiente, pero Gerardo Fernández Noroña decidió cerrar la sesión… ¡entonando el Himno Nacional!
Cuando Alito Moreno le pidió explicaciones, el presidente del Senado… pic.twitter.com/okHULPpnJG— LuisCardenasMX (@LuisCardenasMx) August 27, 2025
Del reclamo a la confrontación
El incidente se originó cuando Moreno subió a tribuna para exigir su derecho a hablar. Noroña, en lugar de manejar la situación con institucionalidad, le espetó un “no me toques” mientras ambos se encaraban en público. La tensión, que pudo resolverse con firmeza y mesura, quedó pendiente hasta el final de la sesión, cuando Moreno regresó a la mesa de presidencia y la riña se desató.
Mientras Noroña retrocedía, recibió empellones y golpes. Su colaborador, el camarógrafo Emiliano González González, también fue alcanzado en la trifulca. Más allá de los detalles, lo que quedó claro es que el presidente del Senado no supo mantener el orden, lo que abrió la puerta a la violencia dentro del recinto legislativo.
Un liderazgo cuestionado
En conferencia de prensa, Noroña se presentó como víctima, asegurando que Moreno lo amenazó con frases como “te voy a partir la madre, te voy a matar”. Sin embargo, en la práctica fue su incapacidad de manejar la sesión y su estilo confrontativo lo que creó el terreno para que el Senado terminara convertido en un ring.
No es la primera vez que Noroña apuesta por la estridencia en lugar del consenso. Su estilo, más cercano al mitin que a la conducción parlamentaria, ha sido criticado incluso dentro de su propio movimiento. En esta ocasión, lo que debía ser un acto solemne se transformó en un espectáculo bochornoso que golpea directamente la imagen institucional del Senado.
Contexto de crispación política
La bronca se produjo tras un discurso incendiario de la panista Lilly Téllez, quien llamó “narcopolíticos” y “narcosatánicos” a los legisladores de Morena. Mientras la oposición cerraba filas en su defensa, los morenistas respondieron con gritos de “traidora” y “vendepatrias”.
En vez de frenar la confrontación y garantizar la solemnidad de la sesión, Noroña optó por enfrascarse en un duelo personal que terminó exhibiéndolo como un dirigente más pendiente de la pelea que de la institucionalidad.